martes, 25 de marzo de 2014

martes, 1 de octubre de 2013



Aprendizaje, eficiencia y multimedios
Entre las razones que exhibe la literatura especializada para explicar la eficiencia de los multimedios como herramienta de aprendizaje, se destacan:
  • La similitud o isomorfismo entre la estructura de un programa hipermedial y la forma natural como la gente aprende, según lo explican las teorías sobre procesamiento de información
  • La interactividad que permite el computador
  • La flexibilidad en el acceso y manejo de información
  • La variedad y riqueza de los contenidos
  • Los efectos motivacionales
  • La posibilidad de una enseñanza más estructurada
  • La opción de retroalimentación inmediata.
Tecnologías y valor agregado
A continuación se mencionan algunas iniciativas para agregar valor a los procesos educativos en el aula:
  • Cuando los procesos educativos son muy individualistas o carentes de construcción de conocimiento, cabe promover mayor colaboración entre aprendices mediante el uso de tecnologías de comunicación para interactuar, la exploración conjetural de ambientes experienciales o el uso creativo de herramientas de productividad.
  • Simplificar y repotenciar procesos de aprendizaje por indagación dejando a la tecnología la captura o el procesamiento de la información y a los usuarios la definición de qué hacer, cómo hacer y cómo saber que lo hecho está bien.
  • Apoyar la toma de decisiones basada en información por parte de estudiantes, docentes y padres de familia, mediante el acceso a bases de datos y a sistemas de información relevantes, oportunos y precisos.
Ventajas pedagógicas y didácticas de las TIC
En contraste con la educación tradicional, las opciones pedagógicas y didácticas apoyadas en las nuevas Tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ofrecen las siguientes ventajas:
  • Más centradas en los intereses y posibilidades del alumno
  • Pueden estimular más el pensamiento crítico
  • Utilizan múltiples medios para presentar información
  • Ofrecen condiciones adecuadas para el aprendizaje cooperativo
  • Permiten que el maestro privilegie su rol como facilitador de aprendizaje
  • Hacen del alumno un aprendiz más activo
  • Estimulan y ofrecen condiciones para el aprendizaje exploratorio
  • Fomentan un estilo de aprendizaje más libre y autónomo

 www.mineducacion.gov.co/1621/article-87408.htm

domingo, 5 de junio de 2011

Tics...


Las tecnologías de la información y la comunicación no son ninguna panacea ni fórmula mágica, pero pueden mejorar la vida de todos los habitantes del planeta. Se disponen de herramientas para llegar a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de instrumentos que harán avanzar la causa de la libertad y la democracia, y de los medios necesarios para propagar los conocimientos y facilitar la comprensión mutua" (Kofi Annan, Secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, discurso inaugural de la primera fase de la WSIS, Ginebra 2003)[1]

sábado, 23 de mayo de 2009

HOLA A TODAS - TODOS


Al buscar nuestro tema, penetramos en parte del mundo de las web´s, para recibir una guía ante un tema aparentemente pequeño…. Pero al ir mirando las tonalidades, ramificaciones y horizontes que puede abarcar, no dimos cuenta que fue la mejor elección , ya que la PALABRA, es base para todo un sistema humano de comunicación. Nace de un poema, un discurso, una petición, un pacto, una expresión, en fin todo empieza con una palabra: Una amistad un amor, un trabajo, una función,…… pero también puede terminar al no escoger las más adecuadas, delicadas o tal vez negarse al pronunciarlas…. ¡perdóname!, ¡no te vayas!, ¡hablemos, .....
La idea fundamental de este blog es dar a la palabra mil formas, colores, tonos texturas, sentido dentro de lo posible, desde y para dar a otros la oportunidad de la comunicación y expresión.

“Quien cede en las palabras, cede en las ideas”. Estanislao Zuleta.
“Quien acepta el léxico del enemigo se rinde sin saberlo. Antes de hacerse explícitos en las proposiciones, los juicios están implícitos en los vocablos”. Nicolás Gómez Dávila.

martes, 12 de mayo de 2009

EL VERBO


EN EL PRINCIPIO FUE EL VERBO.Al inicio de todo la Palabra Hablada del Logos, para crear todo aquello que hoy ves y aquello que no ves.De esta manera surge el poder de la palabra hablada, de tu chackra creador de mundos, la palabra sale adelante como una flecha, cumpliendo su cometido.Esto lo tuvieron muy claro los pueblos antiguos, y así vemos la importancia de la Tradición Oral en los aborígenes australianos, africanos, americanos, en fin de todas las latitudes. Los grandes poetas antiguos que conocemos hoy como Homero y Virgilio eran básicamente orales, con La Odisea y La Eneida.De esta manera la humanidad continuó con una tradición donde poesía era verbo, palabra hablada. Luego surgió la imprenta y de esa manera se empezó a imprimir poesía, la gente supo acerca de la "poesía escrita", una forma de documentar las obras y hacerla, acaso más rentable y conveniente.

viernes, 8 de mayo de 2009

La palabra nos abraza


Uso de la Palabra

Rodolfo Alonso
El uso de la palabra
Escribir —en forma creadora— resulta siempre, y en más de algún modo, transgredir. En primer lugar, al silencio (el "abismo de la página en blanco" es la barrera inicial), sin enfrentar al cual no hay voz posible. Y luego por lo menos, también a esa entelequia seudo cristalizada que dormita en los diccionarios. Ya que escribir es usar las palabras, volverlas lengua y cuerpo desde su limbo de pretendida indefinición, contaminarlas con los hedores y los fervores de la vida, justamente. Pero también, en forma no menos insoslayable —y, lo que es tan maravilloso como terrible, al mismo tiempo—, escribir es de algún modo pactar, y hasta transar. Pactar con el lenguaje que nos precede, nos supera y nos envuelve, dejarse llevar por él y por lo que él arrastra: muertos nuestros y de otros, familiares y especie, voces perdidas y lugares comunes, la misma hirviente marea de lo humano.
Y siendo la poesía (hoy, por supuesto, ya mucho más que un género) la forma más creadora de escribir, a ella también le tocará entonces transgredir, pactar, transar: antinomias complementarias de las que se alimenta su propia dialéctica, y que no son diferentes a las que mueven también —¿cómo no?— a la vida misma.
Ello implica no pocas complicaciones. Y hasta no pocas confusiones posibles. Sin norma fija, sin derrotero cierto, en la errancia de su propio (y humanísimo) devenir, las aguas de la escritura poética están hoy libradas a su propio nivel, es más, a sus propios contornos y a sus propios vasos comunicantes. Por eso, quizás, y por supuesto no sólo en estos tiempos, sino en realidad desde hace mucho tiempo ya, la poesía y los poetas han llegado a ser objeto de estudios que quisieran hacer de ella una materia científica o racionalmente mensurable y cuantificable, con los riesgos que son de imaginar, y a veces también con los altos hallazgos conocidos, pero que no pocas veces naufragan en su intento —cuando la intención es demasiado ambiciosa— u obtienen sólo fugaces victorias a lo Pirro (cuando es modesta o sensata la ambición). Esos intentos suelen ser encarados también por poetas, es decir por creadores de la misma materia que se juzga, y aunque no se lo puede considerar como una ley, resulta fácilmente aceptable coincidir en que para la mayor parte de los casos los resultados de sus afanes son, por lo general, cuando se logran, más fecundos y menos deletéreos que los de otros.
Por aquellos felices tiempos presocráticos —de los que siempre el inmenso Heráclito, pero también Empédocles, Parménides o Zenón, por ejemplo, serán resplandeciente paradigma— en que aún no se había dividido a la filosofía y a la poesía como dos compartimientos estancos, separados, con dominios distintos y casi impenetrables entre sí, tampoco podría haberse asumido esa escisión, como desgraciadamente después llegó a ocurrir, "profesionalmente". El logos griego era al mismo tiempo palabra, verdad y realidad, y no se limita ni se parcializa sino que por el contrario se abre, se expande, se mantiene disponible (conservándose uno) para la diversidad, para el cambio.
Algo de eso hay en la forma parábola elegida por Cristo y, para otras religiones, en los textos jasídicos o sufíes, sin que se pueda aquí olvidar en absoluto al zen. La idea o su razonamiento no son presentados en forma discursiva, lineal, pretendidamente descriptiva, sino que se encarnan en la mismísima llama del lenguaje vivo, como una evidencia y no como una disquisición. Algo acerca de lo cual las modernas y recientes investigaciones científicas sobre el lenguaje han venido a traer un cuasi inesperado, insospechado aporte. Aquella escisión de que hablábamos se mantiene como una herida abierta a todo lo largo del derrotero de la cultura occidental. E intentó —y logró— ser soldada una y otra vez por las grandes individualidades o los grandes movimientos de la poesía.
El mar de Homero, el mar de Moby Dick, el mar de Joseph Conrad, por mencionar sólo algunas de sus muchas memorables referencias, es también el mar de la vida (claro lugar común) y el mar de nosotros mismos, de nuestra propia interioridad, indudablemente. Pero es también el mar de las páginas de libros, el mar no menos inmenso de la literatura, y también el mar primigenio del lenguaje —como el otro, también claustro materno—, que nos rodea y nos constituye, nos crea y nos implica. El lenguaje nos hace hombres. Estamos hechos de lenguaje como estamos hechos de tiempo y, por lo tanto, en consecuencia, de memoria. Y deviene entonces ilusoria (también ésta, ay) la certeza de que nos servimos del lenguaje cuando es él quien muy probablemente se sirve de nosotros.
Braceando sobre los abismos de la vida, y no de una vida cualquiera, abstracta, sino de esta vida, nuestra, actual, contemporánea, donde el destino final implementado por los propios humanos puede ser más ferozmente voraz que un tiburón o una orca, el lenguaje humano es consciente de que no es posible ya, ante tanto naufragio, intentar apenas decir sino casi milagrosamente ser, así lo haga por un instante. No otra es la ambición de la más auténtica poesía, en rigor de todo el más auténtico arte moderno. Especialmente a partir de Rimbaud.
Experiencia del fracaso de nuestra condición, pero a la vez prueba irrefutable de su presencia (así sea instantánea, como vimos) en el mundo, quizá no sean los hombres quienes hablan sino ese mar orgánico y fecundísimo del gran lenguaje humano, hecho de todos los lenguajes, de todas las civilizaciones y de todos los muertos, vida misma en sí, lengua viva inmortal mientras la humanidad exista, y que sería irrisorio pretender juzgar apenas como literatura. A ese nivel, la poesía sólo encuentra —y ofrece— preguntas.